En diferentes medios, incluida una breve (y desde mi punto de vista desinformativa) nota en el telediario de la Primera, se ha recogido la noticia de la posible aceleración de la producción de la futura vacuna para el virus H1N1.
Esta aceleración pretende conseguir que la vacuna esté lista para finales de septiembre, de forma que pueda ser distribuida y aplicada antes del repunte de contagios esperado por diferentes organizaciones para el próximo otoño-invierno.
Dos artículos en El País de hoy (aquí y aquí) explican el deseo de parte de los países de la UE de acelerar la producción de la vacuna para poder administrarla a partir de septiembre, antes del esperado incremento de contagios para la temporada de otoño-invierno. En el mismo artículo se recogen las opiniones de diferentes científicos, implicados en los órganos de consulta, quienes expresan su desacuedo con esta decisión, que califican de inadecuada.
En el primero de los artículos se hace referencia a un editorial de la prestigiosa revista médica The Lancet, aparecido el 1 de agosto, en el que se hace referencia a esta cuestión. En dicho editorial, se hacen las siguientes puntualizaciones:
- Todos los países querrán disponer de la vacuna frente al H1N1, pero la capacidad productiva y el hecho de que es posible que sea necesaria la aplicación de dos dosis para cada individuo, hacen este punto imposible (adivinad que países se quedarán sin vacuna)
- Las multinacionales que se están encargando de la producción de la vacuna aún no han conseguido una eficacia aceptable con las cepas de virus con las que están trabajando
- La OMS ha recomendado el uso de adyuvantes y virus vivos atenuados en la producción de vacunas, para facilitar el acceso de la mayor parte de población a las mismas. Parece ser que algunas potencias económicas, como los EEUU no están mucho por cumplir esta recomendación.
- La seguridad de la vacuna se ha convertido en una cuestión problemática, ya que la aceleración de su producción supondría la reducción de las pruebas de seguridad y eficacia habituales, siendo necesario un seguimieto estricto posterior a su uso para determinar, si los hubiere, sus efectos secundarios.
Finaliza The Lancet su editorial con un llamamiento a los estados para que consideren los riesgos y los beneficios potenciales de esta decisión.
De todo esto surge una cuestión inmediata.
Desde todas las organizaciones médicas y gubernamentales se ha insistido, desde el inicio de la pandemia, en que no estamos ante una gripe especialmente grave. Los casos que han requerido hospitalización son pocos, y menos aún los que han finalizado en la muerte de las personas infectadas (no llega al 1% de los afectados).Entonces, ¿a qué vienen estas prisas?
Si los científicos (admitiendo que las informaciones aparecidas en los medios pueden estar sesgadas) no son el origen de las mismas, es posible que debamos buscar en los responsables políticos. Y si es así, sus decisiones se verán influenciadas por las opiniones públicas de sus respectivos países.
En muchos modos, la opinión pública de una población respecto de un tema viene marcada por lo que sus medios de comunicación marcan. En general los media nacionales no han especulado mucho con el tema, pero para muestra el botón que hoy mismo aparece en Levante-EMV
El artículo hace referencia a las declaraciones del conseller de Sanitat, quien planteaba la posibilidad de que, en caso de que se colapsen los hospitales, puedan instalarse camas en gimnasios de colegios y polideportivos.
Claro, si juntas las dos noticias son normales lael s especulaciones y sospechas que pueden aparecer. En los comentarios a la primera noticia de El País, se especula con la falsedad de la enfermedad, con los aspectos económicos del desarrollo de la vacuna, falta de confianza en los desarollos etc...
Así que no estaría mal una explicación de estos deseos de aceleración en el proceso de aplicación de la vacuna.
De hecho, la OMS ya ha publicado una nota de prensa en la que, en respuesta a las dudas sobre la seguridad de la vacuna, asegura la fiabilidad de las mismas aunque no se apliquen las etapas habituales en su desarrollo.
Para más información sobre los procesos de fabricación de las vacunas, puedes consultar esta página de la OMS en la que se describre el proceso o este post en curiosidades de la microbiología
La OMS pide que se vigilen los efectos secundarios de la vacuna contra la gripe A
Esta aceleración pretende conseguir que la vacuna esté lista para finales de septiembre, de forma que pueda ser distribuida y aplicada antes del repunte de contagios esperado por diferentes organizaciones para el próximo otoño-invierno.
Dos artículos en El País de hoy (aquí y aquí) explican el deseo de parte de los países de la UE de acelerar la producción de la vacuna para poder administrarla a partir de septiembre, antes del esperado incremento de contagios para la temporada de otoño-invierno. En el mismo artículo se recogen las opiniones de diferentes científicos, implicados en los órganos de consulta, quienes expresan su desacuedo con esta decisión, que califican de inadecuada.
En el primero de los artículos se hace referencia a un editorial de la prestigiosa revista médica The Lancet, aparecido el 1 de agosto, en el que se hace referencia a esta cuestión. En dicho editorial, se hacen las siguientes puntualizaciones:
- Todos los países querrán disponer de la vacuna frente al H1N1, pero la capacidad productiva y el hecho de que es posible que sea necesaria la aplicación de dos dosis para cada individuo, hacen este punto imposible (adivinad que países se quedarán sin vacuna)
- Las multinacionales que se están encargando de la producción de la vacuna aún no han conseguido una eficacia aceptable con las cepas de virus con las que están trabajando
- La OMS ha recomendado el uso de adyuvantes y virus vivos atenuados en la producción de vacunas, para facilitar el acceso de la mayor parte de población a las mismas. Parece ser que algunas potencias económicas, como los EEUU no están mucho por cumplir esta recomendación.
- La seguridad de la vacuna se ha convertido en una cuestión problemática, ya que la aceleración de su producción supondría la reducción de las pruebas de seguridad y eficacia habituales, siendo necesario un seguimieto estricto posterior a su uso para determinar, si los hubiere, sus efectos secundarios.
Finaliza The Lancet su editorial con un llamamiento a los estados para que consideren los riesgos y los beneficios potenciales de esta decisión.
De todo esto surge una cuestión inmediata.
Desde todas las organizaciones médicas y gubernamentales se ha insistido, desde el inicio de la pandemia, en que no estamos ante una gripe especialmente grave. Los casos que han requerido hospitalización son pocos, y menos aún los que han finalizado en la muerte de las personas infectadas (no llega al 1% de los afectados).Entonces, ¿a qué vienen estas prisas?
Si los científicos (admitiendo que las informaciones aparecidas en los medios pueden estar sesgadas) no son el origen de las mismas, es posible que debamos buscar en los responsables políticos. Y si es así, sus decisiones se verán influenciadas por las opiniones públicas de sus respectivos países.
En muchos modos, la opinión pública de una población respecto de un tema viene marcada por lo que sus medios de comunicación marcan. En general los media nacionales no han especulado mucho con el tema, pero para muestra el botón que hoy mismo aparece en Levante-EMV
El artículo hace referencia a las declaraciones del conseller de Sanitat, quien planteaba la posibilidad de que, en caso de que se colapsen los hospitales, puedan instalarse camas en gimnasios de colegios y polideportivos.
Claro, si juntas las dos noticias son normales lael s especulaciones y sospechas que pueden aparecer. En los comentarios a la primera noticia de El País, se especula con la falsedad de la enfermedad, con los aspectos económicos del desarrollo de la vacuna, falta de confianza en los desarollos etc...
Así que no estaría mal una explicación de estos deseos de aceleración en el proceso de aplicación de la vacuna.
De hecho, la OMS ya ha publicado una nota de prensa en la que, en respuesta a las dudas sobre la seguridad de la vacuna, asegura la fiabilidad de las mismas aunque no se apliquen las etapas habituales en su desarrollo.
Para más información sobre los procesos de fabricación de las vacunas, puedes consultar esta página de la OMS en la que se describre el proceso o este post en curiosidades de la microbiología
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